Relato: "El Ritual de Miss Carly y Sissy Michelle"

La habitación estaba tenuemente iluminada, con un aire cargado de anticipación. Miss Carly, una figura imponente envuelta en un corsé negro y botas de tacón alto de charol que brillaban como obsidiana, observaba con una sonrisa satisfecha a su sumisa, Sissy Michelle. Esta última yacía en el suelo, su cuerpo ya parcialmente sometido al control de su ama. Las pantimedias negras que cubrían sus piernas temblaban ligeramente, no por frío, sino por la mezcla de nervios y deseo que la invadía.

Miss Carly dio un paso adelante, el sonido de sus tacones resonando en el suelo de madera como un tambor que marcaba el inicio del ritual. En sus manos sostenía una larga cuerda de bondage, teñida de rojo, que pronto encontraría su propósito. "Michelle, mi dulce sissy, hoy vas a aprender a adorarme como merezco", dijo con voz firme pero seductora, mientras se inclinaba para ajustar la capucha de cuero que cubría el rostro de Michelle. La capucha, ajustada con precisión, dejaba solo pequeños orificios para la respiración, privándola de la vista y amortiguando los sonidos externos. La sumisa quedó sumida en un mundo de oscuridad y susurros, donde cada roce y cada palabra de su ama se amplificaban en su mente.

Con movimientos expertos, Miss Carly comenzó el proceso de momificación. Primero, envolvió las muñecas de Michelle con la cuerda, atándolas detrás de su espalda en un nudo firme pero elegante. Luego, pasó las cuerdas por sus tobillos, asegurándose de que las pantimedias quedaran expuestas, su textura sedosa contrastando con la rudeza del bondage. Lentamente, capa tras capa, el cuerpo de Michelle fue inmovilizado, hasta que solo su cabeza y sus pies enfundados en las pantimedias quedaron libres. La sensación de constricción era asfixiante y liberadora a la vez, un equilibrio perfecto entre control y rendición.

Miss Carly se detuvo un momento para admirar su obra. Luego, con un brillo travieso en los ojos, se quitó una de sus botas de tacón alto. El sonido del cuero deslizándose por su pierna fue casi hipnótico, y aunque Michelle no podía verlo, el aroma intenso del charol usado llenó el aire, colándose por los orificios de la capucha. "Huele", ordenó Miss Carly, acercando la bota al rostro de su sissy. Michelle inhaló profundamente, el olor a cuero mezclado con el sudor de su ama enviando una oleada de excitación por su cuerpo inmovilizado.

"¿Te gusta, verdad?" susurró Miss Carly, mientras acariciaba el interior de la bota con un dedo y luego lo pasaba por los labios sellados de Michelle bajo la capucha. "Esto es lo que adoras, lo que te hace mía". Acto seguido, colocó la bota en el suelo y ordenó: "Adórala". Michelle, incapaz de moverse demasiado, inclinó la cabeza con esfuerzo, rozando la capucha contra la punta del tacón. El contacto, aunque limitado, era eléctrico, y un gemido sofocado escapó de su garganta.

Pero Miss Carly no había terminado. Tomó un rollo de film transparente y comenzó a envolver los pies de Michelle, aún cubiertos por las pantimedias, añadiendo una capa más de momificación. El plástico se adhería a la tela, atrapando el calor y amplificando la sensación de encierro. Luego, deslizó la otra bota —aún puesta— por las piernas de Michelle, dejando que el tacón rozara las pantimedias, rasgándolas ligeramente en el proceso. El sonido del tejido al romperse fue como música para ambas.

Finalmente, Miss Carly se sentó en una silla frente a su sumisa, cruzando las piernas con deliberada lentitud. El tacón de la bota restante colgaba en el aire, balanceándose como un péndulo. "Mírame", dijo, aunque sabía que Michelle no podía verla. "Siente mi poder en cada centímetro de ese cuero que tanto amas". Michelle, atrapada en su capucha de cuero, momificada y rodeada por el aroma y la presencia de las botas de su ama, se rindió por completo, su mente girando en un torbellino de privación sensorial y adoración.

El ritual continuó en silencio, con Miss Carly controlando cada detalle, cada roce, cada suspiro. Para Sissy Michelle, las botas de charol de su ama no eran solo un fetiche; eran el símbolo de su entrega total, un puente entre el placer y la sumisión absoluta.

Escrito por...
Mistress Carly

Comentarios

Entradas Populares.